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TAREA 1
Análisis del video número 12, 2/3
“Educar en la igualdad para amar sin violencia”
Exponente Genoveva Sastre.
Continúo por este video por la complementariedad de sus discursos.( Moreno y Sastre)
En este caso Genoveva Sastre expone el caso de una chica que relata una relación amorosa conflictiva. Una relación que responde al modelo de amor romántico. Nos presenta el caso:
Un chico y una chica se conocen durante las vacaciones, se enamoran y comienzan una relación amorosa. Viven en ciudades diferentes. Ambos expresan el amor que sienten por la otra persona. Él desde el principio de la relación expone que ella debería dejar de salir con sus amistades. Ella expresa que no tiene de que preocuparse, pero él le da un ultimátum, tiene que elegir entre su vida y la relación él; deja de comunicarse con ella dos semanas. Ella sufre por el vacío y la soledad que siente. Acepta sus condiciones y le pide perdón, aunque no sabe porque. Cree que el amor que siente por el será suficiente para arreglarlo todo. Ella sigue recibiendo agravios, criticas, desconfianza, y a la vez le dice cuanto la quiere. Ella está triste, siente culpa y dolor. Él muestra hostilidad, intransigencia, celos, impotencia. Ella decide salir con sus amistades y no decírselo. Pasa el tiempo y la actitud de él no cambia. Sigue esperando que la vida de ella se deba a él. Ella no entiende ese reclamo. Y comienza a ver lo negativo de su actitud. Piensa en sí misma y le reconoce como un egoísta.
El planteamiento de Sastre es el siguiente:
Es necesario educar para entender el amor ligado a nuestra realidad. Desde la conexión con la persona que somos, con nuestras necesidades y nuestros límites. Reconocernos como personas completas y plenas, capaces de enriquecer nuestras vidas al compartirla, en cooperación, con otras personas, en la medida que sume y aporte bienestar, no por mandato social o desde la necesidad.
Nuestras vidas y nuestras relaciones amorosas son fruto de procesos creativos, únicos y cambiantes.
Sobre todo, y aquí está la clave de su exposición, la idea que dinamita el concepto de amor romántico:
El amor no es un sentimiento, es una conjunción de acciones, sentimientos y pensamientos.
Y para llegar a este punto, es absolutamente necesario vivir experiencias vitales relacionales, acompañadas de la conceptualización de esas experiencias. Esta es la labor de la coeducación. Acompañar procesos vitales que se tejen entrecruzando experiencias y decisiones. Apoyadas en el bienestar, el amor y el respeto.
Ella le da una dirección a este proceso de comprender y asir la realidad, nuestra realidad, conociéndola y a la vez creándola.
El punto de partida será la vivencia personal, la conciencia de mi persona, desde ahí me conecto con nosotros (el entorno más cercano) y desde ahí al colectivo social.
Conscientes y conectadas a nuestra vida y a la vida de las demás, tomaremos decisiones coherentes con nuestras necesidades auténticas.
Plantea este camino para “guiar nuestra práctica profesional en busca de la riqueza de las relaciones, para dejar de reproducir las miserias del patriarcado”
El patrón que se repite en las relaciones amorosas entre parejas jóvenes muestra varones que se posicionan como “yo narcisista y solitario, posiblemente haya alcanzado su autonomía gracias a la solidaridad de otra persona” y a las mujeres como “yo sufriente, sin control de mi existencia, existo gracias a tu mirada”. Cuando se presenta el conflicto, el rol masculino se presenta intransigente, en todas las fases, hasta el final. El rol femenino, inicialmente busca soluciones moviéndose de su posición inicial y se resistiéndose a la imposición. En la mayoría de los casos, afirma Sastre, el varón se cansa de que ella busque soluciones y la mujer acaba cediendo.
Esta construcción del rol masculino y rol femenino, no nos viene dada, ni surge por generación espontánea, es la construcción cultural que en nuestra sociedad hemos creado.
La educación, juega un papel clave. La socialización en los centros educativos, en los espacio de ocio, juego y deporte. En los espacios familiares, en las AMPAS, requieren intervenciones para establecer la coeducación como principio fundamental para las relaciones sanas y prosperas entre hombres y mujeres.
En centros educativos la estrategia dual, que combina la implementación de la coeducación a través de asignaturas específicas y la transversalidad en la práctica, surge como una necesidad, a todas voces. Solo asi, parece posible replantearse el modelo de trasmisión de conocimientos y de las ideas con una perspectiva de género, cuestionando los valores androcéntricos que imperan en nuestra cultura.
Para ello debemos asumir que nuestra práctica, nunca es neutral. Y requiere acción en todos los ejes, profesorado, alumnos, currículo. Que el marco de la teoría feminista sustentará la acción para transformar las relaciones jerárquicas en relaciones de equidad y superar los roles estereotipados y cosificadores.
Es imperioso, abandonar la socialización diferencial de género, a través de la cual, consciente e inconscientemente trasmitimos lo que esperamos de una chica por ser chica, que sepa expresar sus emociones, busque apoyo social, sea sensibles, afectuosa, maternal y ocupe roles de cuidados. Mientras ponemos a los varones en roles contrapuestos, de ellos esperamos que sean resolutivos, activos, lideres, y ocupen roles profesionales. A través del trato diferencial legitimamos el sexismo.
Reconozcamos al ser que tenemos delante, con todas sus posibilidades y toda su humanidad.